[10/52] Al mal paso
Era lunes y decidimos operar el jueves. Parte de mí quería posponerlo, darle un poco más de tiempo, aferrarme a la falsa idea de seguridad que dan las cosas en el futuro más distante y menos inmediato. «El próximo lunes» suena más seguro que «mañana». Papá vio que me acobardé un poquito y me dijo: «Al mal paso, darle prisa». En el camino a casa, luego de la consulta, me puse a hacer una lista mental de refranes sobre pies, calzado y caminar:
· A donde el corazón se inclina, el pie camina.
· Más vale que digan aquí corrió que aquí murió.
· Para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo.
· Zapatero a tus zapatos.
· Ahora verás huarache, ya apareció tu correa.
· El flojo y el mezquino, recorren dos veces el mismo camino.
· Uno corre tras la liebre y el otro, sin correr, la alcanza.
Mi cerebro adora hacer listas de cosas para calmarse. Como si el esfuerzo que le lleva escarbar entre recuerdos y referencias bastara para alejarse de los estallidos de energía nerviosa que le provoca la ansiedad. Por eso, tras los nervios iniciales, hice una lista de pasos a seguir que me mantuviera tranquila hasta el día marcado. Ir del punto A, al B y al C; como si el mundo tuviera sentido y yo control sobre él.
Mi terapeuta dice que necesito dejar de hablar de mi cuerpo como un ente separado de mí, con voluntad propia o que hace cosas por sí mismo. Soy mi cuerpo. La diferencia entre: «el peroné se rompió», «los ligamentos tronaron» y «me fracturé el peroné y me rompí los ligamentos». Vivir en el cuerpo, habitarlo, aceptar que lo que me pasa es esto. Decir: «amo hacer listas para calmarme».
Escrito mientras escuchaba: https://open.spotify.com/playlist/37i9dQZF1DWX9u2doQ8Q2L?si=bb722875b99c4399