[14/52] Y ahí vas, de babosa
Soy terca, es la maldición de todos los Montes. Es más, estoy segura que no es casualidad esa frase de «La cabra tira al monte» para designar a alguien que no puede escapar de sus impulsos naturales. Pues bien, que quede asentado: soy terca, corajuda y me gusta tener siempre la razón.
El lado amable de eso es que mi familia es que me enseñó a argumentar desde pequeña, a debatir. A estructurar ideas y plantearlas. El lado más difícil fue aprender a admitir que me equivoqué y es momento de rectificar. Me equivoco un montón. Y aprendí a vivir en paz con eso. Aunque me siga costando trabajo aplicarlo. La idea siempre me hace volver a mi eterna referencia de Jo March teniendo esa charla con Marmee sobre lo complicado de asumir el propio carácter y trabajarlo.
Eso hasta que, como la buena Millennial que soy, me engancho en una discusión estúpida en internet. Ya no me pasa tanto como antes, pero el mal hábito se niega a morir del todo. En un punto, cualquier usuario de redes necesita rendirse a lo inminente: tendrá ganas de replicarle a alguien más. Las redes favorecen las peleas y el ambiente tóxico. Nuestras emociones nos mueven mucho más de lo que nos gusta admitir; las Redes Sociales lucran con ese impulso de indignación (y nuestros datos). Además, no es como que vayas a cambiar la opinión de nadie o abrir un diálogo enriquecedor. Admitámoslo, el 99% de las veces quieres poner a alguien en su lugar. Si, de plano, te topas con el 1% en que sí quieres tener una plática constructiva es mejor llevártelo al inbox. Ahí donde los trolls, bots y otros personajes nocivos de las redes no descarrilen la intención de hablar en serio del tema.
Durante la Pandemia, las Redes Sociales se volvieron todavía más presentes en nuestra vida. Volver al mundo analógico y lo social de seguro no será una tarea sencilla. Pero si me aceptan un consejo (de esos tan buenos que sé dar y rara vez sigo): no pierdan tiempo en peleas absurdas de internet.
