[18/52] Cada ciudad es un pueblo fantasma

Edna Montes
2 min readOct 24, 2021

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Photo by Carlos Fernandez on Unsplash

Amar una ciudad es poblarla con tus fantasmas. Momentos y escenas que se quedan flotando en cada local, esquina o mesita del rincón en donde sentiste algo. Después de un año y medio entre confinamientos, más estrictos o más relajados, al fin tengo mis dos dosis de vacuna y empiezo a salir un poco más. Volvemos lento a algunas actividades presenciales, pero hay un peso que se va acumulando en el corazón cuando recorremos la ciudad y notamos sus vacíos. Nuestro bar «culturoso» consentido ya no está. Tampoco la panadería japonesa cerca de mi casa. Ni ese café escondido que tanto me gustaba.

Vivo un luto por la Guadalajara que conocí y no volverá a ser la misma. Me aferro a los lugares que conozco, a la certeza de que habrá sitios nuevos que llegaré a querer, pero el pasado es canijo y hace resonar ecos en el tiempo. La ciudad se quedó llena de imágenes superpuestas que ya sólo existen en mi memoria.

Nada es eterno, sería ingenuo pensar que las urbes se quedan estáticas, o peor aún, se amoldan a nuestras añoranzas y deseos. Después de todo, las ciudades son organismos vivos que envejecen, se modifican, se gentrifican y nos devoran al mismo tiempo que nos contienen. La Guadalajara a la que llegué hace 10 años no es la misma que piso ahora, pero es donde quiero estar: eso tendrá que bastar para sobrellevar el luto.

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Edna Montes
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Written by Edna Montes

Escritora, periodista, friki irredenta, adorkable y eterna aprendiz de sommelier con una pluma tan filosa como su espada. Accidente esperando a suceder.

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