Una mancha morada apareció repentinamente en mi piel. No le di importancia porque era una niña de seis o siete años que, como cualquiera de… — Una mancha morada apareció repentinamente en mi piel. No le di importancia porque era una niña de seis o siete años que, como cualquiera de su edad, corría, subía árboles y disfrutaba al máximo las idas el parque. Además de todo, era torpe. Todavía soy: me pego con muebles, puertas…